Esta
reforma sólo provocará mayor rotación en el empleo, una merma de los derechos presentes y futuros de los trabajadores y trabajadoras, una quiebra social al destrozar los “equilibrios” que han regido nuestra sociedad en los últimos 30 años en lo que a derecho del trabajo y relaciones laborales se refiere.
Todo esto lo expresaron ayer miles de personas en las calles y avenidas, y con ello hemos dado el primer paso para derrotar esta reforma. Sólo Rajoy viviendo en esa “Torre de Marfil” –donde Jaume Matas, Francisco Camps ó Carlos Fabra son “bellísimas e inocentes personas” y María Dolores de Cospedal y Javier Arenas “unos benditos que nunca han cobrado tres sueldos”- sigue opinando que la reforma es justa y útil para España.
Mariano,
¿para la España de quién?
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